Teletrabajo: ahorro para todos

Alejandra Martínez

La pandemia ha traído muchos cambios culturales y sociales, entre ellos la difusión del teletrabajo. ¿Fue solo una solución pasajera ante la emergencia sanitaria o llegó para quedarse? ¿Cuáles son las luces y sombras de esta tendencia que está cambiando el mundo?

Después de dos años de pandemia, miles de profesionales han dejado sus oficinas y puestos de trabajos tradicionales para trabajar en proyectos o en la oficina instalada en su propia casa. Está claro que las modalidades de trabajo tendrán a partir de ahora -viendo el final de la pandemia y visualizando el retorno a las oficinas- un nuevo futuro.

Existen distintas variables para decidir qué es lo más adecuado para cada empleado y para cada empresa. Por ahora las encuestas reflejan que hay muchas ventajas del teletrabajo: ahorro de tiempo por los desplazamientos; disminución de distracciones y errores; facilidad para hacer conexiones y grupos de trabajo con personas del mundo entero, creando equipos de trabajo descentralizados; y el aumento de productividad. Por otro lado, muchos confiesan que al principio realizaban el teletrabajo con entusiasmo y con la alegría de hacerlo compatible con las responsabilidades del hogar, pero -pasado el tiempo- comenzaron a ver algunos inconvenientes para la creatividad, la innovación, y las relaciones interpersonales. También sentían la necesidad del contacto humano. El aspecto más conflictivo era sin duda la necesidad de establecer limites y rutinas para impedir un exceso de trabajo y desorden en la vida privada.

En todo caso, el interés general del trabajo remoto es hoy algo indiscutible. Muchos empleados buscan flexibilidad y armonía entre trabajo y vida privada; e incluso han dejado claro que esto lo consideran una prioridad por encima del salario. Evidentemente, hay algunos sectores que requieren de un contacto personal que es incompatible con el teletrabajo como la sanidad, el turismo y sobre todo la educación. Al mismo tiempo se tendrá que tomar en cuenta las normativas y la regulación laboral de cada país, que en general está poco desarrollada en este campo.

Sistema híbrido

En 2021, la Organización Económica para la Cooperación y Desarrollo para aplicó una encuesta a trabajadores y directivos de 25 países sobre sus experiencias y expectativas del teletrabajo. El informe lanza una visión positiva, pero declaran que lo ideal sería trabajar en remoto 2-3 días por semana. Con este sistema híbrido se podría conseguir una moderación entre las ventajas e inconvenientes; esto incluye “desarrollar trabajo permaneciendo físicamente en casa o en una residencia secundaria, en un co-working o café, y sin estar presente en la compañía o en las instalaciones de un cliente en horario laboral”, subraya el informe.

Todo parece indicar que la centralidad de la oficina ha terminado. Esto arroja al mundo laboral una serie de desafíos, tanto para los líderes como para los empleados. Podríamos llamarla una nueva dinámica laboral: por un lado, el paradigma de la productividad ha cambiado, siendo más productivo el que logra cumplir con sus objetivos en un tiempo previsto con la mejor utilización de herramientas. Por el otro, la nueva visión de liderazgo, que está sometida a nuevas formas de organización y pone en evidencia nuevas competencias como la trasparencia, la capacidad de contacto, la “cercanía remota” y, en definitiva, la confianza.

Lo que sí está claro es que quienes tenían una visión estigmatizada del teletrabajo, ahora han comprobado sus múltiples ventajas. Éste que surgió con la pandemia, llegó para quedarse. Sin embargo, es necesario corregir las deficiencias para lograr coordinar equipos, equilibrar la salud mental y conseguir una optima productividad. Con estas correcciones puede ser una buena solución para muchos ámbitos, pero sobre todo para la conciliación familiar.