José Valdez
Más de 150 científicos de todo el mundo han firmado un documento que promueve el uso responsable de la inteligencia artificial para la creación de proteínas. Buscan evitar que los mismos procesos sean empleados en la realización de armas biológicas.
Según el medio Infobae, las proteínas creadas con inteligencia artificial son un potencial importante en el campo de la biología generativa y en el desarrollo de medicamentos. Procesos que antes se tardaban años, ahora se realizan en minutos. Lo que se teme es que estos mismos procesos sean utilizados para crear armas biológicas, productos tóxicos que provoquen enfermedades, virus, incapacidades o muertes.
El periódico The New York Time indica que fue Dario Amodei, director general de la empresa Anthropic, dedicada al desarrollo de la inteligencia artificial, quien, en julio de 2023, advirtió al Congreso de los Estados Unidos sobre el posible uso irresponsable y a larga escala de la IA en el campo de la biología, por parte de malintencionados.
Esta advertencia, junto con la preocupación de miembros del Congreso norteamericano, movió a más de cien biólogos y científicos a elaborar un conjunto de principios y valores que sirvan de referente moral para la comunidad científica internacional, que se dedica al diseño de nuevas proteínas con la IA.
Silvia Osuna, una de las expertas firmantes, reconoce ante el periódico ABC que «muchos de estos algoritmos son de acceso abierto, cualquiera podría descargarse el software y usarlo, por ejemplo, para generar nuevas variantes de un virus». Sin embargo, como el resto de los investigadores, entiende que la bioseguridad no puede ser una excusa para acabar con el intercambio de información o la comunicación transparente, características distintivas de la ciencia moderna.
«Como científicos que participamos en esta actividad, creemos que los beneficios de las tecnologías de inteligencia artificial actuales para el diseño de proteínas superan por mucho la posibilidad de generar daños, y nos gustaría garantizar que nuestras investigaciones sigan siendo beneficiosas para todos en el futuro», dice el acuerdo.
Entre los principios que señala el documento, como indica la agencia de noticias WIRED, destaca la realización de investigaciones únicamente para beneficio de la sociedad; fortalecer la preparación ante brotes de enfermedades infecciosas, y usar el material ADN sólo de proveedores que sigan ciertas prácticas de bioseguridad.
Además, se comprometen a la implementación de evaluaciones continuas a los softwares de diseño de proteínas para disminuir los riesgos de seguridad; a la publicación de informes sobre investigación de diseño de biomoléculas; y la revisión constante de estos y otros principios, por ser un campo de estudio en evolución constante.
Noelia Ferruz, del Instituto de Biología Molecular en Barcelona, dijo a ABC que vislumbra un problema en todo esto. Y es que «no pasa nada si no cumples lo que has firmado». «Al final es un acto de fe». Lo que requeriría, según algunos, una mayor concreción de los principios acordados, y la elaboración de un cuerpo legal que regule o norme el uso de la IA en este campo.
Pero los científicos están optimistas y destacan las ventajas de la IA. La misma Frances Arnold, Premio Nobel de Química 2018, también dijo a ese periódico español creer que «la biotecnología proporcione nuevas formas de fabricar lo que necesitamos en nuestra vida diaria (combustibles, productos químicos, materiales, productos farmacéuticos) de manera mucho más sostenible. La ventaja es enorme. Por esa razón, debemos asegurarnos de que las posibles desventajas sean mínimas».
La imagen, que presenta un concepto de biología computacional, es de ARTEMISOINA/GETTY IMAGES, publicado por WIRED.