
El Papa Francisco ha publicado una Carta sobre la renovación del estudio de la historia de la Iglesia, en la que deja ver su preocupación por el modo de afrontar la historia en general, especialmente por las nuevas generaciones, y la instrumentalización llevada a cabo por grupos ideológicos que terminan manipulando el recuento de los hechos del pasado para escribir el presente.
La misiva, dirigida especialmente a los católicos que están en proceso de formación; tiene como objetivo promover «una verdadera sensibilidad histórica» que, además de valorar el conocimiento de los momentos importantes del cristianismo, permita el desarrollo de una “clara familiaridad con la dimensión histórica propia del ser humano”, que ayude a comprender la realidad desde la responsabilidad ética, el compartir y la solidaridad.
En cuanto a la historia en general, el papa advierte que en la actualidad se tiende a querer “prescindir de la memoria o construir una que se adecúe a las necesidades de las ideologías dominantes”. Pero “nadie puede saber verdaderamente quién es y qué pretende ser mañana sin nutrir el vínculo que lo une con las generaciones que lo preceden”.
Para el Pontífice, tanto la “pérdida del sentido de la historia” como el despliegue de un “deconstruccionismo” que busca rehacerlo todo desde cero, “deja en pie únicamente la necesidad de consumir sin límites y la acentuación de muchas formas de individualismo sin contenidos»”, actitudes propias de muchas ideologías “que destruyen (o de-construyen) todo lo que sea diferente y de ese modo… reinar sin oposiciones»”.
Es una situación que se enfrenta con el estudio y conocimiento profundo de la historia, de modo que se edifique el presente sobre verdades sólidas. Según la Carta, “la realidad, pasada o presente, nunca es algo sencillo que pueda reducirse a simplificaciones ingenuas y peligrosas…”, ni tampoco sobre el juicio que se hace en “los medios de comunicación y las redes sociales” o por “interés político”, al final, «una cosa fuera de contexto sirve sólo de pretexto»”.
“El riesgo que se deriva de todo esto, según Mons. Andrés Gabriel Ferrada Moreira, secretario del Dicasterio para el Clero, tiene el nombre de la «superficialidad de la lectura y del estudio», el rostro de la «fascinación compulsiva de lo inmediato que ofrece una pantalla», la voz de la «banalidad y de las fake news»”. De ahí que lo sugerido por el Papa, según Andrea Riccardi, ex Profesor de Historia, implica una «reformulación de la mentalidad» con respecto a la historia.
El horizonte que ha abierto el Papa Francisco con esta Carta y con la publicada el 4 de agosto de 2024, Sobre el papel de la literatura en la educación, “reflejan «su corazón de pastor» que desea una educación «enraizada en la vida personal y cultural de cada persona y de su propia comunidad», es decir, «plenamente humana y orientada al compromiso común de construir “una civilización de la verdad y del amor”», afirmó monseñor Ferrada.
Foto: Canva