La Sala Stampa vaticana: corazón informativo de Roma

Entre cafés y briefing, descubre como trabajan los corresponsales en Roma

Álvaro Serrano

Son las 8:30 de la mañana, y una pequeña cantidad de periodistas se reúnen en los soportales de la plaza Pio XII, quizás para resguardarse del frio y la lluvia con la que se ha levantado la ciudad, a la espera de que se abra la puerta para entrar a trabajar.

Con rigurosa puntualidad, se deslizan las puertas de cristal de la Sala Stampa, lugar de encuentro, de trabajo, de noticias, de prisas. Para algunos, incluso es un refugio, un lugar de descanso. Aquí encuentran un puesto para apoyar su portátil, una toma de corriente para cargar el teléfono móvil, un baño, y una pequeña máquina de café, que será la aliada imprescindible para afrontar las intensas jornadas que ahí se viven.

Tras los primeros cafés, conversaciones matinales, saludos y los reencuentros entre periodistas, todos buscan un lugar para empezar a trabajar. La jornada es larga, y hay que escribir, informar, y en ocasiones, no solo para un medio, sino para varias plataformas: televisión, periódicos, radios, canales de Youtube, prensa digital. Todos se unen en una sola mesa con un mismo fin, informar al mundo entero sobre la salud del papa Francisco.

Alrededor de las 11 de la mañana, empiezan a sonar de una manera más incesante los teléfonos móviles, ¿hay alguna novedad? ¿Qué se sabe? ¿han dicho ya algo? ¿podemos hacer un directo? Como si estuviésemos en la Torre de Babel, las respuestas en inglés, francés, italiano, castellano, o portugués, empiezan a copar un aire que se va condensando cada vez más. En breve, aparecerá Matteo Bruni director de la Sala Stampa, para compartir la información matinal.

Con unos minutos de retraso empieza el briefing. Son unos instantes de información sobre cómo ha pasado la noche el papa y algunas claves  “off de record” que ayudan a cada comunicador a enfocar de una manera más precisa la noticia. Tras algunas preguntas y media hora de intercambios, los ordenadores de todos los presentes echan humo. Se trata de ser los primeros en escribir la noticia, de ser los más claros en informar. El mundo entero estará refrescando los navegadores para saber qué es lo que está pasando en Roma, en el corazón de la fe católica.

A partir de ese momento, se entra en una fase más tranquila. Se hacen los primeros directos en televisiones y radios, y algunos periodistas aprovechan para salir a comer, entrevistar, atender a otros medios, y descansar.

La misma situación se repite a las 18:00 con el segundo briefing. De nuevo la tensión y las preguntas corren por la Sala Stampa, en busca de una respuesta, de un titular.

Una de estas redactoras es María R., que desde hace algún tiempo es la corresponsal en Roma de unos de los periódicos digitales más dinámicos de España. Resalta la experiencia de “vivir en primera persona esta situación y darse cuenta del papel que tienes como periodista, ya que de nosotros depende que el mundo se entere de lo que le está pasando al Santo Padre”. Añade que informar sobre la salud del papa es un privilegio, aunque en alguna ocasión pueda llegar a abrumar. Está convencida, en todo caso, de que también Dios da la gracia para informar con corrección y delicadeza sobre el sucesor de Pedro. 

Para María, estas semanas de enfermedad del Santo Padre han sido como una escuela profesional, a lo que se une “saber que estoy ofreciendo un servicio a muchas personas, y que tal vez gracias a mi noticia alguien puede rezar un Padre Nuestro por él”.