Prensa y crisis de sentido: en defensa del idealismo ingenuo

La actual crisis de la prensa no consiste, fundamentalmente, en el fracaso del modelo económico basado en una publicidad que “no funciona” en el mundo on line. Muchos pensamos que la crisis de fondo es de sentido: ¿Para qué sirve? ¿Cuál es su función social? Si es un negocio sin más, como todos, ¿por qué razón hay que protegerla? Si el objetivo es vender, ¿por qué se dice que la prensa es tan necesaria para la democracia?

Son preguntas que vienen a la cabeza cuando se comprueba la trivialidad de algunos comportamientos, sobre todo en el mundo on line. Pienso que cada vez somos más conscientes de que para afrontar los abundantes problemas y desafíos sociales es preciso escuchar argumentos a favor y en contra, razonamientos que ayuden a comprender las posibles consecuencias futuras de una y otra medida, de modo que se pueda llegar a una conclusión razonable. No se trata de hacer cosas aburridas sino de recordar que una de las funciones de la prensa (de los medios de comunicación) es precisamente favorecer ese complejo y difícil diálogo social.

Demasiados casos demuestran que se trata de una meta todavía lejana. Ante problemas complicados, los medios de comunicación proporcionan… emociones. En el fondo, se diría que lo que interesa es el tráfico que se genera. Otras veces se juzga toda una realidad con los anteojos de los postulados dogmáticos de una parte, mientras se descalifican -a veces, con escarnio- los otros puntos de vista, a los que ni siquiera se les concede la posibilidad de presentarse en sociedad. Se aceptan censuras previas sin pestañear. Mi conclusión es que queda mucho trabajo por hacer y que es preciso no perder el idealismo ingenuo que nos llevó en su día a meternos en este lío.