El Papa encarga un informe anual sobre abusos a menores

Davys Montenegro Ríos

Francisco se ha reunido con la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores, órgano instituido por el propio Pontífice y que forma ya parte de la Curia romana, y les ha solicitado un informe anual que contenga el estado en la lucha contra los abusos a menores.

Además de ello, solicitó que el informe también contenga las iniciativas de la Iglesia para prever los abusos y los elementos que deberían modificarse para que las autoridades pertinentes puedan tomar medidas.

La memoria anual supone otro punto de inflexión en la lucha contra los abusos desde que en febrero de 2019 se celebró una reunión especial dedicada a la materia. Un documento de este tipo, ha explicado el Papa, será un factor de “transparencia y responsabilidad y ofrecerá una información clara” del estado en cuestión. “Si no hay avances, los fieles seguirán perdiendo la confianza en sus pastores, lo que hará cada vez más difícil el anuncio y el testimonio del Evangelio”, expresó el Papa Francisco.

Durante el encuentro con la comisión, el Papa ha revelado por una parte que “la incidencia de los abusos a menores por parte del clero ha mostrado un descenso durante varios años en aquellas partes del mundo donde se dispone de datos y recursos fiables”, pero por otra parte, les ha pedido que no se duerman en los laureles pues “aún queda mucho por hacer”.

La comisión está formada por 18 personas con experiencia en la lucha contra los abusos, desde el juez Neville Owen, ex miembro de la Corte Suprema de Justicia en Australia, hasta Teresa Morris, ex coronel de Chicago, encargada de investigar conductas irregulares en la policía de Illinois. La preside el cardenal Sean O’Malley, arzobispo de Boston, epicentro de la crisis en EE.UU., y su secretario ejecutivo en Roma es el sacerdote británico Andrew Small.

Un elemento clave es la coordinación entre organismos como la Comisión de Protección de los Menores del Vaticano y las diócesis de cada país. También la materialización de las conclusiones anuales en medidas concretas. Por eso ha subrayado que este órgano debería “supervisar, en diálogo con las conferencias episcopales, la creación de centros especiales en los que las personas que han sufrido abusos y sus familias puedan encontrar acogida y escucha y ser acompañados en un camino de curación y justicia”.

Del mismo modo, ha elogiado su labor al señalar que “los menores y las personas vulnerables están hoy más seguros en la Iglesia”. Sin duda, conocer buenas prácticas contra los abusos en instituciones religiosas tendrá una repercusión muy positiva en toda la sociedad, pues ayudará a prevenir, detectar y afrontar estas situaciones en otros ámbitos.