Declaración vaticana sobre la dignidad humana

Leonel Alberto Alfaro

Después de un arduo trabajo de cinco años, la Declaración “Dignitas Infinita” del Dicasterio para la Doctrina de la Fe sobre la dignidad humana finalmente ve la luz. En su presentación, el Cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe,  destacó el objetivo del documento de subrayar la dignidad inalienable de cada individuo, sin importar sus circunstancias. Este compromiso abarca preocupaciones urgentes como la pobreza, la migración, la violencia contra las mujeres, la trata de personas y la guerra, la teoría de género, identificadas como 13 “violaciones graves de la dignidad humana”.

En el contexto del 75º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Declaración Dignitas Infinita se presenta como un recordatorio crucial de que cada ser humano, como creación divina y redimida por Cristo, merece ser reconocido y tratado con dignidad inalienable. Este hito brinda a la Iglesia la oportunidad de abordar malentendidos comunes sobre la dignidad humana y de enfrentar desafíos concretos relacionados con este principio fundamental

La Declaración subraya la importancia del respeto a la dignidad humana como piedra angular de una sociedad justa y basada en el derecho. Además, resalta la responsabilidad compartida de individuos y comunidades en la promoción y protección de la dignidad humana, mientras insta a los Estados a crear condiciones propicias para su pleno desarrollo. El documento se divide en cuatro partes distintas, cada una enfocada en diferentes aspectos de la dignidad humana y sus implicaciones en la sociedad contemporánea.

Durante su presentación, El cardenal Fernández resaltó la importancia fundamental de la dignidad humana en la doctrina cristiana. El cardenal argentino hizo hincapié en la relevancia del nuevo documento, destacando su potencial para revitalizar el reconocimiento global de las amplias implicaciones de la dignidad humana.

El Prefecto también enfatizó el progreso de la Iglesia en la comprensión de la dignidad humana, especialmente al rechazar categóricamente la pena de muerte tras una reflexión sobre la inviolabilidad de la vida humana. Durante su intervención, compartió dos anécdotas notables. La primera se centró en la elección del título del documento, considerando inicialmente “Más allá de toda circunstancia”, pero finalmente optando por una cita del discurso de Juan Pablo II a los discapacitados durante su primer viaje a Alemania en 1980. La segunda anécdota fue personal, recordando un momento difícil en Buenos Aires cuando Bergoglio le dijo: “No, Tucho, levanta la cabeza porque no te pueden quitar la dignidad…”.

Varias asociaciones LGBT autodenominadas católicas en Italia y en el extranjero expresaron su decepción, catalogando el documento como una “teología obsoleta”. Argumentaron que este afecta negativamente la imagen y los derechos de las personas transgénero, temiendo que sus disposiciones puedan exacerbar la discriminación y la violencia hacia esta comunidad en la vida diaria. El documento también ha sido calificado como “equilibrado y estimulante”, por el cardenal Wilton Gregory, arzobispo de Washington, “todos de una u otra manera estarán de acuerdo con los puntos que la declaración expone”, enfatizó el cardenal.

Este documento invita a la reflexión sobre la dignidad intrínseca de cada ser humano, recordando que esta dignidad no se otorga ni se retira, sino que es inherente a la condición humana. En un mundo marcado por desigualdades y violaciones de los derechos humanos, la Declaración Dignitas Infinita se erige como un llamado a la acción, instando a todos a trabajar juntos para garantizar que la dignidad de cada individuo sea respetada y protegida en todo momento y en todas las circunstancias.

Fuente Foto: ANSA/CLAUDIO PERI